El reto de construir comunidad diversa.

Reflexionemos: ¿Cómo creamos modelos que generen comunidad en nuestra diversidad sin comparación, competición, pelea y venganza?

El reto de construir comunidad diversa.

Reflexionemos: ¿Cómo creamos modelos que generen comunidad en nuestra diversidad sin comparación, competición, pelea y venganza?
21 Nov

El reto de construir comunidad diversa.

“No me gusta juntarme con las obvias, dañan mi imagen”.

“Lo más ridículo era «una» q traía aretes, pintada de la boca, pero con ropa de hombre, o sea, si quiere ser mujer pues siquiera que se decida la cabrona, no que ahí anda de inventada”.

“A mi una vestida y su grupito de amigas me empezaron a lazar indirectas, como iba con mi hermano que es mataputos, le solté un madrazo para que dejara de chingar, ni siquiera la conocíamos, pero bien que nos andaban criticando”.

Cuando escuchamos hablar de comunidad LGBTIQ+ o comunidad diversa, es posible que alguien mencione que no existe, que entre la misma comunidad hay discriminación, cuestione que solo se haga presente en la fiesta y el evento social, y no cuando se cometen crímenes o actos de discriminación.

Compartir historias de violencia, rechazo y segregación no nos une en automático, no genera solidaridad ni ayuda mutua, ya que la confianza en lxs otrxs es algo que se construye, no se da solo por el hecho de ser “diferentes”.  Compartimos las heridas de un sistema opresor que tiene como objetivo desaparecernos del mapa, sistema del que también formamos parte.

Los relatos del inicio del texto los obtuve de un foro virtual en el que también pregunté qué podríamos hacer para cambiar esas dinámicas, la respuesta fue contundente: con respeto y educación; sin embargo, traducir eso a la práctica cotidiana resulta muy complejo, en ocasiones la respuesta más común es “tratar como quisieras que te traten”; pero, ¿y si yo me maltrato?

La comparación, la competición, estar por encima de la otra persona, la guerra, la pelea y venganza son las herramientas que ocupa el sistema opresor para mantenerse activo; herramientas que sabemos manejar muy bien y que activan en nuestros cuerpos la adrenalina: esperamos la cachetada en la película, el jalón de peluca o que se rompan las botellas en la cabeza para saber que “esto se está poniendo bueno”.

¿Cómo construimos comunidad dentro de un sistema que nos invita diariamente a usar sus herramientas para no dejar de pertenecer?

¿Nos conviene construir una comunidad de la diversidad sexual?

¿Queremos construir una comunidad entre personas LGBTIQ+ heridas por la violencia hacia nuestras diversidades?

En Cuenta Conmigo Diversidad Sexual Incluyente A.C., desde hace más de 10 años nos propusimos el reto de construir comunidad, porque también nos quejamos de su inexistencia. No sabemos si lo estamos logrando, es más, podría asegurar que nos hemos equivocado más veces de las que creemos que hemos acertado, pero aun con ello te queremos compartir algunas reflexiones sobre los retos con los que nos hemos encontrado.

En este camino recorrido nos hemos enfrentado a reconocer que no somos comunidad, que incluso, nos hemos barrido de pies a cabeza, nos hemos empujado en el pasillo del antro, que hemos juzgado a quien aún está en la cisheteronorma, se vincula desde el amor romántico y no logra entender que el mundo no es binario y sí poliamoroso,  y que aún se quiere poner “etiquetas”, y aún con todo eso y con la disposición de desmantelar nuestros juicios podemos reconocer la existencia de la otra persona, de su propio proceso y con sus decisiones para su bienestar, darle un valor a su existencia.

Por otro lado, la gran pregunta ¿Qué entendemos por comunidad? ¿Hablamos de eso abiertamente o asumimos que es igual para todxs? ¿Por dónde empezamos a construirla?

¿Qué tal si iniciamos por bien tratarnos a nosotrxs mismxs? Es un proceso que implica el autoconocimiento, darnos cuenta que nuestras herramientas para bien tratarnos son muy pocas o que algunas las inventamos en el camino, que las herramientas que tiene el otrx pueden servirme a mí y las mías puedan ayudar al otrx y para esto hay que desarrollar la capacidad de compartir.

 

 

La comunicación es el elemento en el que quizá más nos hemos equivocado. Los malos entendidos, las expresiones ambiguas, la falta de claridad, los fantasmas personales que se atraviesan cuando el otrx habla, por eso apelamos una propuesta de siete acciones para disminuir nuestras equivocaciones, en la que la escucha sin juicios y decir directamente lo que sentimos y pensamos se convierten en la tarea que más veces hemos tenido que repetir.

La negociación, ésta es la herramienta que el sistema opresor no quiere que usemos, no le conviene, porque acordamos el beneficio mutuo, y no, no siempre es el 50/50. La negociación implica reconocer lo que también es innegociable tanto para mí como para la otra parte, y eso vaya que se vuelve difícil, porque pasar de la imposición y el control a la flexibilidad y el establecimiento de acuerdos es romper con un sistema opresor que también no da identidad.

Reconocer nuestros ritmos y capacidades: Nadie lo hace bien o mal, ni mejor ni peor, lo hacemos como podemos, con lo que tenemos, a nuestro tiempo ¡Vaya que comprender esto es retador!

Cambiar lo que “se está poniendo bueno”: emocionarnos por el autocuidado y el cuidado mutuo, hacer que corra la adrenalina cuando estamos llegando a acuerdos, cuando logramos escuchar sin juicios, cuando aparece la cooperación; emocionarnos porque alguien se apropia de su feminidad, rompe los estereotipos, reconocer cuando se marcan límites sin violencia, cuando logramos coincidir; experimentar alegría cuando somos-haciendo el buentrato.

Construir comunidad representa el reto de equivocarse de manera constante, es el reto diario de hacer poco y darnos cuenta que hay que rehacer; es el reto de reconocer la existencia de lxs otrxs como valiosa, porque al mismo tiempo puedo reconocer lo valioso de mi propia existencia. Construir comunidad representa hacerlo con otros valores, con otras formas de relacionarnos, con otra escucha y sí, con conectar con la herida de la otra persona y querer tener la intención genuina de hacer algo para que le deje de doler aún con mi propia herida. Implica reconocer nuestras fallas, redireccionar el camino y buscar reparar los daños que hemos dejado. Implica respirarnos que la comunidad pude ser distinta a lo que imaginamos.  Y sí, ¡esto se puede poner bueno y cada vez mejor!

 

Redactado por: Hugo Bautista

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